Un gobierno abierto entabla un constante diálogo con los ciudadanos y ciudadanas con el fin de escucharlos y tomar decisiones basadas en sus necesidades (demandas), facilitando la colaboración entre funcionarios, funcionarias y la ciudadanía en el desarrollo de los servicios que presta el Estado, y rinde cuentas de los acuerdos tomados y los compromisos asumidos.
Un gobierno abierto tiene ciertas características:
Transparencia: rendición de cuentas, gestión pública al escrutinio público.
Apertura: información entendible, flexible, al alcance de los ciudadanos, periodistas, sociedad civil, etc.
Participación: toma en cuenta las necesidades de la ciudadanía para la implementación de políticas públicas y mejora de los servicios.